Savia La Nucía se ha convertido en el tercer centro residencial de la Comunidad Valenciana en obtener la certificación “amigable para personas con demencia”, una distinción pionera otorgada por la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA). En total ya son tres las residencias Savia que cuentan con este certificado: Savia Montán, Savia Lliria y Savia La Nucía.
Desde CEOMA han destacado que el grupo Savia ha trabajado especialmente en introducir una cultura de reflexión ética en su trabajo asistencial. Esta acreditación reconoce la adaptación del entorno, la formación de los profesionales y la transformación del modelo de atención, orientado a ofrecer un cuidado individualizado, digno y respetuoso con las personas usuarias que padecen deterioro cognitivo.
De esta manera, se consolida el compromiso de Savia Residencias con un modelo asistencial centrado en la persona, adaptado a las necesidades específicas de quienes padecen demencia, que son el 70% de las personas usuarias de los centros residenciales. Durante 2025, centros como Savia Xirivella, Manises, Cheste, El Puig y Orihuela iniciarán su proceso de certificación, con el objetivo de que en 2027 toda la red Savia esté acreditada como “amigable para personas con demencia”.
En concreto destaca que se ha generado un entorno hogareño, con entornos y aromas caseros que crean un ambiente familiar y tranquilo, así como un circuito de vagabundeo. “En Savia La Nucía creemos que las personas con demencia merecen algo más que cuidados: merecen un entorno donde puedan seguir siendo ellas mismas. Por eso, creamos espacios donde se sienten comprendidas, valoradas y acompañadas, adaptando cada aspecto de la atención a sus necesidades únicas. Nos esforzamos día a día en reducir el malestar emocional y conductas como la agitación o la apatía, favoreciendo un ambiente de calma y dignidad. Nada de esto sería posible sin la dedicación constante del equipo humano que hace realidad esta visión», afirma Belén Rivero, directora del centro.
El modelo de atención de los centros amigables con las personas con demencia se estructura en cinco áreas clave que garantizan una atención integral. El buen trato es fundamental para preservar la dignidad de cada persona, evitando conductas infantilizadas y promoviendo un acompañamiento respetuoso por parte del personal auxiliar. La estimulación funcional, dirigida por el fisioterapeuta, combina ejercicios físicos y cognitivos que mantienen la movilidad mientras se trabajan aspectos emocionales a través de la historia de vida de cada persona usuaria. La gestión de conductas disruptivas se realiza mediante protocolos específicos desarrollados por el equipo de psicología, que registran patrones de comportamiento —como horarios, duración de las crisis y contexto— para identificar las causas, ya sean cambios en la medicación, rutinas diarias o estímulos ambientales. Este seguimiento continuado permite adaptar los cuidados, evitar el uso de psicofármacos como sujeción química y por tanto mejorar la calidad de vida al actuar directamente evitando las causas que generan la conducta. La gestión de los entornos no solo en la seguridad, sino también en aspectos como el control de sonido, la iluminación, los contrastes de colores y los circuitos de deambulación, entre otros. Se trata de generar espacios en los que la persona reciba estímulos que sea capaz de ver, reconocer y le generen bienestar, le estimulen cognitivamente o le relajen. Por último, conocer la historia de vida y el entorno familiar es otro de los pilares del proyecto. El equipo de animación sociocultural se encarga de recopilar esta información y trasladarla al resto de profesionales, de modo que se integre en todos los niveles de atención y cuidados.
El entorno residencial, por su parte, ha sido rediseñado para facilitar la orientación y seguridad: puertas contrastadas para identificar fácilmente espacios como baños, fotografías personalizadas en las habitaciones, vinilos que ayudan a reconocer zonas y otros elementos visuales y sensoriales, como aromas que evocan el hogar, creando un ambiente familiar y tranquilo.
La atención se adapta según el grado de deterioro cognitivo de las personas usuarias. Las personas con mayor deterioro pasan gran parte del tiempo en salas sensoriales, donde se elaboran mapas de vida que permiten organizar momentos de actividad y relajación personalizados. Los casos más complejos, que suelen presentar conductas como vagabundeo, se encuentran en zonas donde se fomentan actividades ocupacionales y domésticas, promoviendo la interacción y la conexión emocional.
La certificación otorgada por CEOMA evalúa aspectos como accesibilidad, comunicación, prevención de riesgos y atención personalizada, a través de auditorías y un seguimiento continuo que garantiza la mejora sostenida en la calidad asistencial.