Carlos Gualda es el responsable de referencia de todos los fisioterapeutas de Savia. Desde el 2008 trabaja en el sector sociosanitario y actualmente coordina el área de fisioterapia de Savia. Nos explica la importancia de la actividad física para las personas mayores y cómo se trabaja esta faceta desde Savia.
¿Qué métodos fisioterapéuticos o actividades utilizas para tratar a los mayores?
En los centros Savia se trabaja desde una perspectiva preventiva y de entrenamiento para reducir el inmovilismo, por ello cabe destacar los programas de actividad física que disponemos.
El ejercicio es el método más útil para reducir el inmovilismo y mejorar la condición física, además se ha demostrado que el ejercicio físico tiene efectos beneficiosos sobre la cognición y las emociones.
Disponemos de 3 programas de actividad física específicos en los cuales se incluyen a todos los residentes según el grado de deterioro cognitivo que presente.
El programa físico preventivo se asigna a las personas con menor deterioro. El programa físico de mantenimiento es para aquellas personas con deterioro cognitivo moderado. Y el programa de inmovilismo y demencia es el indicado en los residentes con demencias avanzadas y en esta fase la inmovilidad se acentúa, llevando al profesional a trabajar a diario la marcha asistida, la subida y bajada de escaleras y rampas o la correcta postura en sedestación y en sillón relax.
-¿Qué diferencias encuentras entre las actividades que realizan los residentes o personas mayores con el público más joven?
La dificultad, la intensidad, la frecuencia y la duración son las principales diferencias. La edad no marca la posibilidad o no de hacer deporte, la idea es adaptar el ejercicio a las necesidades de la persona.
Una persona joven puede realizar ejercicio de alta dificultad, alta intensidad y de alta frecuencia y duración. Una persona mayor institucionalizada en cambio su rango de esfuerzo oscila de bajo a moderado por lo general, es decir que, si tuviera que practicar un deporte como por ejemplo “running”, no podrá correr lo más seguro, pero sí podrá caminar cambiando el ritmo si conserva una buena capacidad física. En cambio, una persona joven podrá llegar a correr a intensidades máximas.
-¿Qué consejos le das a los residentes para mantener una buena movilidad?
Mantener una rutina de ejercicio es la clave. Como en todo aprendizaje, la mente y el cuerpo, precisan de constancia e implicación para que se observen mejoras.
Los residentes que conservan una mayor capacidad de aprendizaje son los que realizan los circuitos de ejercicio más complejos y ellos mismos gestionan las sesiones, los primeros días el entrenamiento es dirigido, y más adelante pasa a ser supervisado.
Durante la supervisión se plantean cambios en la rutina de ejercicios para seguir avanzando y que el residente no se estanque ni se aburra. El método no deja de ser el mismo que en el deportivo, solo que los objetivos son más modestos que en las personas jóvenes.
-¿Por qué es importante que los mayores tengan un envejecimiento activo? ¿Cuáles son las claves de esto?
En el fondo la pregunta podría trasladarse a cualquier población, ya sean niños, jóvenes o adultos también.
¿Por qué incluir la vida activa dentro de los hábitos saludables? Y la respuesta sería la misma. El sedentarismo en el caso de la movilidad o la falta de esfuerzo cognitivo en el caso de la mente, llevan a la perdida de movilidad y a la perdida de habilidades cognitivas.
El matiz está en que durante la vejez los hábitos de vida saludable -como puede ser la actividad física- cobran mayor importancia para reducir o frenar la progresiva pérdida de fuerza y amplitud articular. Hecho que en el caso de asociarse a una demencia tiene peor pronóstico. Finalmente decir que se ha de hacer educación preventiva, para que cada persona sea consciente. Y a partir de ahí si decide mantener un envejecimiento activo, de cuidarse un poquito más al final de la vida; no solamente conserve una mayor esperanza si no una mayor calidad de vida.
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