Las residencias de tercera edad han sido y continúan siendo uno de los focos informativos de la crisis del COVID-19. Desde que se declaró el estado de alarma el 14 de marzo, se han vertido infinidad de bulos y desinformaciones a todas las residencias. Es necesario ser conscientes del gran número de este tipo de instalaciones que hay en España y poner en valor el buen hacer y la correcta gestión de la crisis en la mayoría de ellas.
Es una obviedad pero las residencias viven por y para cuidar de los mayores, con mayor ahínco en este escenario tan complejo provocado por la propagación del COVID-19. Una vez ingresan en un centro, el único objetivo de todos los trabajadores es brindarles la mayor calidad de vida y la máxima protección.
Cumplir esa meta exige a todas las residencias a ser rigurosos, profesionales y conscientes de la realidad. Cada día que pasa hacia la normalización es una batalla ganada al virus. Poco a poco se va recobrando la normalidad en una gran parte de las residencias. Extremando las precauciones sanitarias, dotando y formando, tanto a residentes como a trabajadores, de equipos de protección (mascarillas, EPIS, pantallas protectoras, geles desinfectantes…) se están volviendo a realizar actividades y talleres cotidianos que, hasta antes de la crisis, marcaban el día a día. En esta vuelta a la rutina, además de las las protecciones individuales, también se está aumentando la distancia de seguridad entre residentes. Se evita su contacto para prevenir cualquier posible contagio. También se están haciendo rutinas de ejercicio activas, cada fisioterapeuta atiende de forma individualizada a cada residente para evitar las concentraciones en un mismo espacio.
Hay que ser conocedores que nadie estaba preparado para un fenómeno pandémico de estas características, que ha puesto al sistema sanitario al borde del colapso. Y esta situación ha llevado a las residencias de mayores, a jugar un papel esencial. Desde Centros Residenciales Savia, implementamos en su día una batería de medidas que nos permitió adelantarnos a la fase más incisiva de la crisis. Ahora, bajo la supervisión de las autoridades de Sanidad, cuidamos de nuestros mayores con pasión y dedicación. Nos va la vida en ello. Y así vamos a seguir. Con la ayuda de trabajadores, residentes y el aliento de los familiares.
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