Probablemente todos nosotros en algún momento, ya sea en una conversación o bien en los medios de comunicación, hemos escuchado o bien usado la palabra polimedicación; asociándole de forma general una connotación negativa.
Pero, ¿en qué consiste la polimedicación/polifarmacia? ¿Cómo se define? ¿Es necesaria en algunos casos?
La polimedicación es la administración de 5 o más medicamentos de forma simultánea durante al menos un período de seis meses.
Actualmente la población mayor de 60 años es el grupo de edad con mayor crecimiento en el mundo. Según cifras publicadas en la ONU, su crecimiento anual es del 1.14%, representando un 21% de la población en Europa, que se incrementará hasta representar el 32% de la población mundial en el año 2050.
Como consecuencia del aumento de la esperanza de vida, ha habido una mayor incidencia de enfermedades crónicas, un aumento de los factores de riesgo cardiovascular (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad, etc) y enfermedades degenerativas a nivel físico y psíquico que conducen a una discapacidad funcional.
Para controlar la sintomatología derivada de todas estas patologías y garantizar el bienestar del paciente, frecuentemente se recurre a la polimedicación. De hecho, hoy en día, según los datos recogidos de la última Encuesta Nacional de Salud, un 88.9% de los mayores de 65 años consume de forma habitual algún medicamento, llegando al 93.4% en el caso de los mayores de 75 años. La frecuencia de polimedicados aumenta en personas institucionalizadas, pacientes con diagnóstico de demencia y pacientes con problemas de movilidad. Los fármacos más utilizados son los antihipertensivos –que controlan la presión arterial-, los ansiolíticos –para reducir los síntomas de ansiedad- , los vasodilatadores – utilizados especialmente en enfermedades cardíacas- hipnóticos – para regular el sueño- y antiinflamatorios. No debemos olvidar tampoco el fenómeno de la automedicación, factor responsable de la polifarmacia en hasta un tercio de los pacientes mayores de 75 años.
Está ampliamente demostrado que la polifarmacia es un factor de riesgo en el incremento de las reacciones adversas a los medicamentos y la morbimortalidad de los pacientes debido al aumento de las interacciones medicamentosas. Dependiendo del tipo de interacción se potencian los efectos de ambos fármacos, un fármaco interfiere en la absorción del otro, se producen reacciones químicas cuando se administran de forma conjunta, etc. Se relaciona con una mayor vulnerabilidad y riesgo de caídas.
Desde las Residencias SAVIA tenemos muy presente los problemas que puede comportar la polimedicación. Por este motivo analizamos de forma personalizada la pluripatología que presentan nuestros residentes y la diferenciamos de la problemática relacionada con la edad (dolores óseos, disminución de las capacidades sensoriales, pérdida de memoria y agilidad física y mental, etc). Aunque a veces la
polimedicación es necesaria e inevitable, no podemos sustituir aquellos cuidados y afectos que la gente mayor necesita por fármacos.
Desde SAVIA trabajamos de forma coordinada y con un equipo multidisciplinar- fisioterapeutas, enfermeros/as, psicólogos/as, trabajadores sociales, animador/a sociocultural- porque constatamos que la sintomatología derivada de la edad no se soluciona a medio plazo con tratamiento farmacológico sino promocionando hábitos de vida saludables, actividades de estimulación cognitiva y preservando al máximo la autonomía del paciente asegurando su máximo confort y calidad de vida.
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